AGRICULTURA - LA SIEGA DEL TRIGO.

Antigua cosechadora en la finca del Retruco.


Espigas de trigo.

Abejaruco posado sobre las espigas.

Jornaleros siegan el trigo de forma manual con la Hoz.

Moderna cosechadora trabajando en el Retruco.

Llega el mes de junio y con el llega también el estío, los pastos y siembras se agostan, llega por lo tanto el momento de recoger la semilla, la materia prima que la tierra generosa que junto al trabajo del hombre, sigue dando a pesar de las dificultades que plantéa el mantenimiento de la agricultura en nuestros días.
Bailén es un pueblo olivarero en la mayor parte de su territorio, pero no hace mucho tiempo las campiñas cerealistas competían en extensión e importancia económica con el cultivo olivarero, la mayor rentabilidad de este ultimo hizo que ganara terreno, dejando los barbechos y campos de cereal como un mero vestigio de lo que en su momento fue quizá la base de la economía y del sustento de las familias Bailenenses, prueba de ello eran las numerosas "eras" donde se trillaba la espiga para separar el trigo existentes en los alrededores del pueblo.

Actualmente son solo unas pocas hectáreas las dedicadas al cultivo de secano del cereal, en las fincas Bailenenses del Retruco y La Toscana, se siguen repitiendo cada verano las escenas de la siega, este año de trigo. Escenas que estos secos terrones han visto evolucionar con los años, desde aquellos hombres fornidos que a golpe de hoz pasaban meses hasta segar todo el cereal, pasando por las rusticas cosechadoras pesadas y lentas pero que ya vislumbraban un cambio tecnológico en la agricultura, hasta llegar a nuestros días donde las cosechadoras modernas, confortables y potentes recogen en pocos días el grano, separando la paja de este y dando paso a las empacadoras, etc.

Son también las campiñas fuente inagotable de biodiversidad, que redundando diversifica la flora y principalmente la fauna de nuestro pueblo albergando sobre todo una avifauna única y singular representada por especies como el Aguilucho cenizo, el Sisón, Alcaraván, Terrera común, Alondra......., por lo tanto y desde aquí animo a los agricultores que siguen apostando por este tipo de agricultura a que sigan luchando pese a la dificultad, manteniendo este importantísimo patrimonio natural y etnológico.